A mejor clima mayor resiliencia
Habrás escuchado que en las empresas más felices, los problemas se superan con mayor facilidad. Si, esto es completamente cierto y es que cuando las personas son vistas como el “recurso” más valioso que posee la empresa, ellas tienen la capacidad para enfrentar los retos de una manera más eficiente… esto es, ser más resilientes.
Aunque la verdad sea dicha el término recurso siempre me ha parecido errado porque una persona representa talento, valores y muchos otros aspectos del SER, pero la usamos y nos permite entender de lo que hablamos.
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La satisfacción en el entorno laboral influye de una manera considerable en la productividad de las personas, intervienen competencias como la comunicación, la capacidad para tomar decisiones, establecer acuerdos, negociar y buscar la manera de resolver las dificultades aportando desde lo que cada uno es, sabe y está dispuesto a aportar.
Los saberes ser, hacer y conocer marcan la manera de trabajar y de relacionarse con la empresa, con los recursos tangibles e intangibles de la empresa y la manera como cada quien asume su propio rol en el trabajo.
Cuando un equipo afronta la tensión, las diferencias de opinión, la sobrecarga en el trabajo, el mobbing vertical y horizontal, entre otras; y mediante sus recursos internos, logra superarlas y salir fortalecido de ellas, está demostrando su capacidad para ser resiliente.
El equipo cohesionado ve los desafíos como oportunidades para aprender y crecer, convirtiendo la dificultad en una enseñanza constructiva que los fortalece.
Establecen la comunicación que sea necesaria para escuchar abiertamente las opiniones de todos, discutir los diferentes puntos de vista, y tomar decisiones adoptando aquellas sugerencias que beneficien la solución del problema.
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El Clima laboral
Cuando el clima laboral es generador de estrés, más allá de las dificultades consideradas como normales, las tensiones se viven como una amenaza; al contrario de los entornos más saludables en dónde la misma situación es percibida y evaluada como un reto.
Las personas que se sienten parte de un contexto al que aportan y que los valora, se sienten motivadas, se convierten en mejores personas, demuestran su compromiso, no solo con la empresa, sino con ellas mismas. El trabajo extenuante y monótono, genera irritabilidad, desconsuelo, y a la larga, aunque la paga sea buena, termina en alta rotación de personal.
En entornos donde las personas se sienten seguras, en un ambiente cómodo y familiar, aumentan las expectativas por el logro de los resultados. Hay variables como las actitudes, valores, normas y sentimientos que si se comparten con la empresa; se cultiva un sentimiento de reciprocidad e identificación que fluye de la persona al grupo y de éste a la organización y en sentido inverso.
Luego, el entorno es un referente de gran importancia en las organizaciones, que buscan ser competitivas, sostenibles y que se preocupan por su personal. Ir en busca de un continuo mejoramiento del clima, buscar incrementar los niveles de productividad, prestando mayor atención a las necesidades del personal, es una estrategia valiosa y al alcance, en la cual no necesariamente hay que realizar grandes inversiones. Se trata de mejorar el relacionamiento interpersonal, saber equilibrar los aspectos duros con los blandos de la empresa para que a la par que se establecen procesos, normas, tiempos, indicadores de cumplimiento y niveles de satisfacción de las actividades, todo ello se dé en un entorno en el que es posible conversar, ser incluido y respetado por quien se es y poder plantear puntos de vista diferentes, desacuerdos o inconformidades sin sentirse en riesgo por expresar puntos de vista distintos o que puedan resultar impopulares.
En este sentido el nivel de felicidad que experimentan los trabajadores, es determinante en el logro de la productividad ya que cuando los trabajadores se sienten bien lo expresan abiertamente, lo demuestran con sus acciones, con la expresión de sus valores y al contrario cuando experimentan sensación de desmotivación, esto se traduce en actitudes de aislamiento, callar lo que no les satisface o si lo hacen lo hacen en los pasillos y no de cara a sus líderes, y se empieza a notar la reducción de la productividad, el ausentismo, y otras manifestaciones de descontento que afectan la consecución de las metas.
El proceso de darse cuenta de cómo está el Clima organizacional puede tardar meses y es mejor estar midiendo el pulso a lo que ocurre para actuar a tiempo e implementar buenas prácticas de gestión del talento, acciones de mejora, disminuir los niveles de riesgo psicosocial y por supuesto lograr que se viva un clima laboral proclive a la obtención de resultados.